Hola a todas, el día de hoy en #martesintrospectivo nuestra compañera Joanna realizó este texto muy interesante.
Girardi (2019) define al necrocapitalismo como una forma extrema de capitalismo que se funda en procedimientos de acumulación por desposesión de la vida, de la mera existencia. Es un tipo de capitalismo que se reproduce a través de la muerte. De la muerte física, pero también social, simbólica o económica. El necrocapitalismo naturaliza la muerte y resignifica la vida como una experiencia prescindible, la existencia se vuelve un bien desechable. No hay una idea que pueda resonar más con el necrocapitalismo que la industria de la carne que conocemos hoy en día.
El capitalismo en el que vivimos es un capitalismo voraz, un sistema económico que se tiene que alimentar de todos y de todo a como de lugar, y es un sistema que no se puede mantener de forma correcta sin destruir todo a su paso. La muerte por un beneficio económico es completamente legal y hasta premiada, tanto que existe una industria que se mantiene y se beneficia constantemente gracias a ello. El proceso violento con el que se producen nuestros alimentos está tan alejado de nosotros que, si no queremos ver, no lo vamos a hacer, y podremos seguir comprando 1kg de longaniza y 2kg de patas de pollo sin tener que desmembrar a la vaca y cortarles las patas a los pollos por nosotros mismos.
El cambio puede parecer difícil, y en parte lo es, nos han creado necesidades y deseos artificiales que puede creerse que dar el paso a una alimentación y vida sin crueldad animal es imposible, que sólo los que se vuelven veganos son unos pocos privilegiados y quizá locos, pero no tiene que ser así, el cambio empieza por uno mismo y por la colectividad de sujetos que deciden hacer el paso desde lo personal.
La lucha por los animales no es una lucha separada a las otras luchas sociales, está entrelazada con la lucha de las mujeres, la lucha de clase y la lucha por el medio ambiente, el verla como una lucha separada y/o menos importante es dejar que el capitalismo gane una vez más, que sigamos pensando que es una lucha de segunda categoría, que las estructuras opresoras y extractivistas sólo afectan a las mujeres humanas y a los sujetos racializados, cuando estas mismas estructuras oprimen y asesinan a miles de animales al día de forma silenciosa para el resto del mundo. No sigamos perpetuando estas formas de opresiones, no seamos parte de la opresión de otro hermano en la lucha.