Víctor Romero
En enero de 2025, la Humane Society of the United States (HSUS) y las autoridades de Ohio rescataron a cientos de animales, incluyendo zorros, mapaches, híbridos de perro lobo, zarigüeyas, zorrillos y coyotes; de una granja de pieles y orina cerca de Cleveland, Ohio.
Tras el fallecimiento del propietario de Grand River Fur Exchange en diciembre de 2024, la situación de bienestar animal en la propiedad ya deteriorada y bajo investigación, empeoró aún más.
Estos animales eran criados para la industria peletera, vendidos como mascotas exóticas o utilizados para la recolección de orina destinada a diversos fines. La HSUS destacó la inmensa crueldad y sufrimiento que padecían estos animales en la granja.
La orina de depredador se utiliza en la caza, la captura, el adiestramiento de perros e, irónicamente, como elemento disuasorio “humanitario” de animales salvajes para los jardineros. Mientras que las pieles son utilizadas principalmente en la industria de la moda para la elaboración de distintas prendas y accesorios, haciendo que la muerte de estos animales fuera una agonía por completo, ya que para salvaguardar su pelaje, se recurre a muerte por gas tóxico, electrocutamiento anal o genital.
En los EE. UU., no existen regulaciones federales relacionadas con el bienestar, el cuidado o el sacrificio de animales criados por su piel. Si bien Grand River Fur Exchange obtuvo la licencia del Departamento de Recursos Naturales de Ohio, Ohio no tiene leyes ni estándares de cuidado para las granjas o mataderos de pieles. De hecho, la prohibición de Nueva York de la electrocución anal y genital de zorros es la única ley a nivel estatal sobre el bienestar de las granjas peleteras.
Los animales se encontraban en jaulas de alambre sucias, expuestos al frío extremo, y muchos presentaban lesiones graves, muchos de ellos perdieron sus dedos, orejas, ojos, e incluso extremidades debido a las condiciones en las que se encontraban y a las trampas de acero. otros yacían muertos y congelados en las mismas instalaciones y jaulas.
Noticias como esta son un recordatorio brutal de la indiferencia con la que muchos ven a los animales: seres sintientes reducidos a productos desechables. Imaginar a estos zorros, mapaches y coyotes mutilados, congelados y muriendo de hambre, todo por un abrigo de piel o un capricho humano, es indignante. Como vegano, esta realidad no solo duele, sino que refuerza la urgencia de actuar. Mientras la explotación siga, el sufrimiento continuará. No necesitamos pieles; necesitamos humanidad y empatía.